Año: 2010
País: España
Duración: 82 min.
Género: Documental, Biográfico
Categoría: Películas cristianas
Edad: TP
Director: Juan Manuel Cotelo
Guion: Juan Manuel Cotelo
Música:
Fotografía: Alexis Martínez
Reparto:
La última cima se acerca en formato documental a la figura de Pablo Domínguez, un sacerdote aficionado al montañismo, fallecido a los cuarenta y dos años en un accidente en el Moncayo. Narrativamente se desmarca notablemente de los biopics convencionales, pues el protagonista da pie a una interesante indagación sobre la fe y el sacerdocio, articulada al margen de estereotipos.
Esta modesta producción se ha convertido en una de las sorpresas agradables de la temporada, gracias al apoyo de miles de espectadores que están solicitando verla en sus ciudades. Esta iniciativa tan singular es el resultado de una ejemplar campaña de distribución, que con muy pocos medios ha pulverizado las expectativas iniciales para una película de este tipo.
La cinta nos presenta a Pablo Domínguez como un cura jovial, inteligente y cercano, a partir de personas que lo conocieron. Entre sus testimonios se intercalan preguntas en la calle sobre el sacerdocio, que dan lugar a respuestas llamativas, y varias apariciones del director del documental, Juan Manuel Cotelo. El cineasta nada a contracorriente y, sabedor de ello, convierte su debilidad en fortaleza buscando la complicidad del público desde el principio, con un provocador arranque.
Cotelo interpela al respetable con un lenguaje directo, abordando inquietudes espirituales anestesiadas por los medios de comunicación. Solo hay que ver la escasez de títulos religiosos producidos por el cine español en las últimas décadas para obtener una prueba de ello. Por eso, estamos ante una propuesta que rompe moldes, desarrollada con un tono fresco y una palpable autenticidad.
El relato intercala pasajes de una gran emotividad -acentuada por el empleo de primeros planos- con momentos divertidos. Nos habla sobre la transcendencia de la vida y acomete con naturalidad temas polémicos como el celibato. Asimismo, se señala la Eucaristía como el motor de la fe y, en particular, como el «doping» de Pablo. Y es que uno de los grandes logros de este largometraje, que está calando en muchos espectadores, reside en invitarnos a apreciar el valor de lo realmente importante en la vida, más allá de lo material.