Año: 1953
País: Estados Unidos, Canadá
Duración: 95 min.
Género: Suspense
Categoría: Películas cristianas
Edad: +13
Director: Alfred Hitchcock
Guion: George Tabori, William Archibald
Música: Dimitri Tiomkin
Fotografía: Robert Burks
Reparto: Montgomery Clift, Anne Baxter, Karl Malden, Brian Aherne, O. E. Hasse, Roger Dann, Dolly Haas
El inmigrante alemán Otto Keller alterna su ocupación como sacristán de la iglesia de Santa María con trabajos de jardinería para el abogado Villette. Una noche, mientras trata de robar en la casa de este, es sorprendido por el letrado y decide asesinarle. Oprimido por la culpa, Keller entra en Santa María y solicita al padre Michael Logan que le confiese. A raíz de una serie de coincidencias, los indicios de la investigación del crimen colocan al sacerdote como el principal sospechoso. Sin embargo, Logan está obligado a guardar silencio por el secreto de confesión.
Entre los grandes títulos de suspense que Hitchcock deparó al séptimo arte se encuentra esta adaptación libre de una obra teatral francesa, escrita por Paul Anthelme. La película nos presenta a un falso culpable, cuya capacidad de movimientos para defender su inocencia ante la policía está restringida por el cumplimiento de su deber.
En torno a este audaz argumento gira el brillante guion de George Tabori y William Archibald, que incorpora una subtrama amorosa, articulada por el noviazgo que Logan mantuvo con una joven, antes de hacer sus votos. El sacerdote fue interpretado por Montgomery Clift, acompañado por un secundario de lujo como Karl Malden, quien por aquella época bordaría el personaje del padre Barrie en La ley del silencio.
Hitchcock maneja la historia con maestría, aportando un preciso enfoque a diversas cuestiones relacionadas con el catolicismo. Se nota que el director sabía bien de lo que hablaba, pues estudió en un colegio salesiano y, más tarde, estuvo con los jesuitas. El realizador recurre con frecuencia a elementos simbólicos, como la amplia cruz de la casulla de Logan tras oficiar una misa -que ya en los primeros compases nos desvela su futuro- o el espléndido plano de la silueta de una estación del vía crucis, mostrada en primer término, con el religioso caminando al fondo.
Tras un largo periodo de preproducción, que se alargó durante ocho años, el rodaje se llevó a cabo en localizaciones de Quebec, Canadá, y en los estudios californianos de la Warner Brothers. Según explicó Hitchcock al New York Times, prefirió filmar en tierras canadienses, porque en ninguna ciudad estadounidense se podía encontrar a «un cura caminando por la calle con sotana».
Sobre la tibia acogida de la propuesta, el cineasta británico afirmó, en una entrevista concedida a su colega galo François Truffaut, que el problema residía en la idea de base, añadiendo que «los católicos sabemos que un sacerdote no puede revelar un secreto de confesión, pero los protestantes, los ateos y los agnósticos piensan: ‘Es ridículo callarse; ningún hombre sacrificaría su vida por algo así'».
¿Qué dice la Iglesia católica?
El canon 983,1 del código de Derecho Canónico decreta que el sigilo sacramental es inviolable, sin excepciones a esta norma, ni siquiera si no se obtiene la absolución de los pecados o si la confesión resulta inválida. El sacerdote únicamente podrá ayudar al penitente a enfrentar su pecado, a través de su consejo y de la acción que le indique, tal y como sucede en el largometraje, donde el implicado no colabora.