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Año: 2008
País: Japón
Duración: 115 min.
Género: Drama
Categoría: Películas con valores
Edad: +7
Director: Hirokazu Koreeda
Guion: Hirokazu Koreeda
Música: Gontiti
Fotografía: Yutaka Yamazaki
Reparto: Hiroshi Abe, Yui Natsukawa, You, Kazuya Takahashi, Shohei Tanaka, Kirin Kiki, Yoshio Harada
Durante el verano, Ryo y su hermana Chinami visitan a sus ancianos padres, acompañados por sus respectivas familias. En su retorno al hogar de su infancia conmemoran la trágica muerte del mayor de los hermanos, ocurrida en un trágico accidente quince años atrás. La casa está prácticamente igual que siempre, sin embargo, el paso del tiempo ha cambiado a los miembros del clan familiar.
Con una puesta en escena minimalista, Hirokazu Koreeda construye una excelente película acerca de una familia marcada por una grave pérdida. El realizador japonés despliega una propuesta conformada por situaciones corrientes, expuestas con una naturalidad que recuerda al cine de su compatriota Yasujirō Ozu.
En el transcurso de la cinta quedan reflejadas las diferencias y frustraciones de sus personajes. El relato nos presenta a unos progenitores que no respetan lo suficiente la autonomía de sus hijos, en su afán por querer lo mejor para ellos, y que se sienten desilusionados al comprobar que sus expectativas no han sido cumplidas por sus descendientes, pues estos han optado por seguir su propio camino. Asimismo, asistimos a sus suspicacias hacia la esposa de Ryo, una mujer viuda y madre de un niño.
El dolor y el amor confluyen en una historia de la que se sirve Koreeda para subrayar que la familia, lejos de ser un lastre -aun con sus imperfecciones-, resulta vital para sus componentes. La moraleja del film está en que los padres dejan un indiscutible poso en sus hijos, que estos a su vez transmiten a los suyos. La idea está materializada sin adornos, con una sutil maestría que depara un resultado redondo.
