Año: 2020
País: Reino Unido, Italia, Rumanía
Duración: 96 min.
Género: Drama
Categoría: Películas
Edad: +13
Director: Uberto Pasolini
Guion: Uberto Pasolini
Música: Andrew Simon McAllister
Fotografía: Marius Panduru
Reparto: James Norton, Daniel Lamont, Eileen O’Higgins, Valerie O’Connor, Valene Kane
John es un padre soltero que trabaja limpiando cristales. Está plenamente dedicado a su hijo Michael, de cuatro años, desde que su madre les dejase cuando el crío tenía solo unos meses. Aquejado de una enfermedad terminal, John trata de encontrar una buena familia de adopción para Michael.
El argumento podría haber dado lugar a un melodrama puro, sin embargo, Uberto Pasolini ha preferido contar esta historia con contención y sencillez. Su guion, inspirado en un artículo que leyó en el periódico, no se centra en la enfermedad de John. Pasolini prefiere focalizarse en la entrañable relación de este personaje con su hijo y en su preocupación por el futuro del niño. A este último lo interpreta con absoluta naturalidad el pequeño Daniel Lamont.
A sus treinta y tantos años, el protagonista tiene que asumir todo aquello que se perderá de Michael. Su pesar se expresa, más que con palabras, con metáforas visuales. Una de las más elocuentes llega en una secuencia en la que John limpia el escaparate de una funeraria y, al girarse, observa tras un cristal a una apacible familia en una cafetería. La vida y la muerte están tan cerca para él que casi parecen tocarse.
La película está ambientada en Irlanda del Norte. En su desarrollo se advierten las limitaciones de los procesos de adopción, pese a la labor de los asistentes sociales. En ese punto no resulta tan alentadora como la cinta francesa En buenas manos. Las expectativas de John se van frustrando al escuchar a distintos aspirantes que buscan llenar sus vacíos, mientras él se enfrenta a una decisión crítica, cargado de incertidumbre.
Tras la también notable Nunca es demasiado tarde, Pasolini vuelve a abordar un relato trágico, pero nuevamente lo hace sin pesimismo y con una cierta visión trascendente, que no se ajusta al cristianismo, aunque veamos a John y a Michael rezar al principio. Con esta desgarradora propuesta constata, sin paliativos, que la paternidad y la maternidad se sustentan en el amor incondicional.
