3 estrellas
6
Demetrius y los gladiadores
Título original: Demetrius and the Gladiators
Año: 1954
País: Estados Unidos
Duración: 101 min.
Género: Drama, Aventuras
Categoría: Películas cristianas
Edad: +7
Director: Delmer Daves
Guion: Philip Dunne
Música: Franz Waxman
Fotografía: Milton Krasner
Reparto: Victor Mature, Susan Hayward, Michael Rennie, Debra Paget, Anne Bancroft, Jay Robinson

Tras el martirio que sufren Marcelo y Diana, el encargado de entregar la túnica de Cristo a Pedro es el converso cristiano Demetrius. Este es condenado por el emperador Calígula a luchar en la arena como gladiador, al no poder demostrar que su amo le liberó de la esclavitud. De acuerdo con sus principios, Demetrius no está dispuesto a quitarle la vida a nadie y se niega a participar en las peleas. Esta decisión le acarreará muchas complicaciones, que se multiplicarán cuando se encapriche de él la bella y manipuladora Messalina, esposa de un alto cargo romano.

Esta entretenida secuela de La túnica sagrada llegó a las pantallas precedida del éxito del film de Henry Koster. Ambas fueron estrenadas con tan solo unos meses de diferencia, en una época en la que tenía mucho tirón el cine de romanos con contenido religioso. En esta ocasión, el protagonismo fue de Victor Mature, que repetía su papel de esclavo griego.

Las dotes interpretativas de Mature eran limitadas, pero su implicación con la película fue mayor que la de Richard Burton en la original y eso acabó repercutiendo en un resultado más equilibrado. Al reparto se unió la actriz Susan Hayward para dar vida a Messalina.

Aunque fue rodada prácticamente a continuación de La túnica sagrada, la dirección no recayó nuevamente en Koster, sino en Delmer Daves. El que sí repitió fue el guionista Philip Dunne, quien apostó por el espectáculo, en detrimento de un mayor trasfondo dramático.

La historia del libretista de ¡Qué verde era mi valle!, no obstante, cuenta con algunos temas interesantes, como la confrontación que plantea entre las trivialidades de los romanos, que se divertían viendo morir a hombres, y el nuevo orden establecido por Cristo, en el que todas las personas eran iguales y convivían en paz. Además, asistimos a las dudas de Demetrius cuando, al ser seducido por la pérfida Messalina, tiene que elegir entre las tentaciones del mundo romano o seguir siendo congruente con sus convicciones cristianas.

Demetrius y los gladiadores (fotograma)