Año: 2023
País: Japón
Duración: 124 min.
Género: Animación, Fantasía, Aventuras, Drama
Categoría: Películas
Edad: +7
Director: Hayao Miyazaki
Guion: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Fotografía: Atsushi Okui
Reparto:
Durante la guerra del Pacífico, Mahíto, de once años, pierde a su madre en un incendio ocurrido en un hospital tras un bombardeo. Algún tiempo después, abandona Tokio con su padre para trasladarse a una mansión en el campo. Allí comienzan a convivir con Natsuko, la nueva mujer de su padre. Cerca de la casa hay una misteriosa torre, donde Mahíto se adentra guiado por una garza cuando su madrastra desaparece. La torre le transporta a un mundo compartido por vivos y muertos.
Pese a anunciar su retirada con El viento se levanta, Miyazaki cambió de opinión para embarcarse en el largo proceso de producción, de siete años, que ha requerido esta película, cuyo desarrollo estuvo estancado al principio. Aunque el cineasta no tenía nada que demostrar ha sido ambicioso al máximo, apuntando muy alto en su retorno. La jugada no le ha salido del todo, ya que la animación es visualmente prodigiosa, pero la historia es bastante críptica.
El joven protagonista, aún en pleno duelo, se ve obligado a adaptarse a un nuevo hogar en una zona rural, a otra escuela y a su madrastra Natsuko, que es hermana de su madre. Al entrar en la torre comenzará para él un viaje hacia la madurez, análogo al de Chihiro en una de las cintas más populares del maestro japonés. En el mundo al que accede Mahíto se suceden personajes e ideas que, sin duda, tendrán cohesión en la compleja mente de Miyazaki, sin embargo, no es fácil comprender todo lo que el realizador nos quiere decir. Probablemente ayude un segundo visionado, pero me temo que solo hasta cierto punto.
Una buena noticia -aparte del regreso de Miyazaki- es que con este largometraje Ghibli recupera su esencia, tras su más que decepcionante incursión en la animación en 3D con Earwig y la bruja. Retoma el estilo identitario de sus producciones y esos característicos personajes de la imaginería del cofundador del estudio. Un buen ejemplo de esto último son las ancianas sirvientas de la casa de Mahíto, que recuerdan a personajes de otros filmes.
Aunque la película sea a veces confusa, resulta absorbente en todo momento con su animación rica en detalles y la música de Joe Hisaishi. Miyazaki vuelve a llevar a la pantalla temas comunes en su filmografía, con un tono adulto y de un modo muy metafórico. En El chico y la garza combina referencias autobiográficas con fantasía y elementos relacionados con la mitología y la espiritualidad oriental.