Año: 1955
País: Estados Unidos
Duración: 119 min.
Género: Drama, Biográfico, Romance
Categoría: Películas cristianas
Edad: TP
Director: Henry Koster
Guion: Eleanore Griffin
Música: Alfred Newman
Fotografía: Harold Lipstein
Reparto: Richard Todd, Jean Peters, Marjorie Rambeau, Jill Esmond, Les Tremayne, Robert Burton
Durante su infancia en Escocia, Peter creía que de mayor se dedicaría a faenar en el mar. Pero una noche, tras una revelación, siente que Dios tiene un plan muy diferente para él. De modo que decide cruzar el Atlántico para estudiar en un seminario en Estados Unidos. Nada más ser ordenado pastor presbiteriano, su carisma y lucidez no pasan desapercibidos para sus feligreses, incluida Catherine, una joven con la que contraerá matrimonio.
Hay películas a las que el trascurso del tiempo termina relegando al olvido y esta es una de ellas. En su momento fue elegida como una de las diez mejores cintas de 1955 por la National Board of Review y estuvo nominada al Óscar en la categoría de fotografía en color, no obstante, a día de hoy es uno de los trabajos más desconocidos de Henry Koster. Entre los años cuarenta y sesenta, el cineasta de origen alemán dirigió media docena de títulos religiosos, entre ellos, La túnica sagrada y La mujer del obispo.
Lo que más llama la atención de este film es que tiene una profundidad infrecuente para los estándares del cine estadounidense de temática cristiana de la época. Está basado en la vida del presbiteriano Peter Marshall, que fue capellán del Senado de Estados Unidos. Su esposa, Catherine, le dedicó un libro que Eleanore Griffin adaptó al guion.
Los sermones del pastor son realmente brillantes, especialmente el que pronuncia en una academia naval sobre la muerte y el más allá. Otro episodio particularmente destacado llega, un poco antes, cuando Catherine habla delante de un grupo de jóvenes en relación a la igualdad entre géneros, desde una perspectiva cristiana. Haciendo referencia a María, realiza una inspiradora reflexión acerca de la esencia de la mujer, alejada de resentimientos e ideologías excluyentes que imperan en la actualidad. Solo estas dos secuencias justifican ya el visionado del largometraje.
Jean Peters representó de forma satisfactoria a la inteligente y culta esposa del pastor, mientras que el irlandés Richard Todd le aportó a su personaje de Peter Marshall la energía que necesitaba. A la narración, que sigue la estructura clásica del biopic, le falta algo de fluidez y acaba sobrándole algún sermón. Sin embargo, la historia es buena e indudablemente sincera. Trata la figura de un hombre que cambió las redes que soñaba con lanzar al mar por otras bien distintas y que, rechazando la imagen estereotipada de los que pudieran considerarle un vendedor, en un momento del relato afirma que: «La religión no se vende. Se regala».