Año: 2024
País: Estados Unidos
Duración: 114 min.
Género: Drama, Suspense
Categoría: Películas
Edad: +13
Director: Clint Eastwood
Guion: Jonathan Abrams
Música: Mark Mancina
Fotografía: Yves Bélanger
Reparto: Nicholas Hoult, Toni Collette, J. K. Simmons, Kiefer Sutherland, Chris Messina, Gabriel Basso
Justin Kemp vive un momento muy dulce ante la proximidad de la llegada de su primer hijo. Su mujer está en la recta final de un embarazo de riesgo, de modo que asume como un contratiempo su designación para formar parte del jurado de un juicio por homicidio. Lo que Justin no imagina, ni por asomo, es que el caso lo llevará a afrontar un complejo dilema moral.
La película pone pronto las cartas sobre la mesa, así es que conviene contar poco de la trama. Jonathan Abrams ha debutado como guionista con esta historia llena de matices, de la que extrae todo su potencial Clint Eastwood. A sus noventa y tantos años, Eastwood realiza una sólida dirección, con ese estilo clásico tan depurado que le caracteriza. Su nuevo largometraje incluye numerosos flashbacks, que van aportando detalles acerca del presunto asesinato tratado en el juicio.
En la deliberación del jurado se percibe la huella de la magnífica Doce hombres sin piedad, de Sidney Lumet. Hay un acusado que provoca rechazo por el comportamiento violento que tuvo con su pareja y que parece un culpable de libro. Le representa un abogado de oficio, enfrentado a una fría fiscal con una brillante carrera ante sí, interpretada por Toni Collette.
El film evidencia las limitaciones de la justicia. Las certezas irrefutables quizá no lo sean tanto, porque hay cosas que pueden escaparse. Entre los doce miembros del jurado no faltan prejuicios que nublan el juicio -nunca mejor dicho- o, en algún caso, incluso prisas por acabar cuanto antes, pese a que se decide el futuro de una persona. Dentro del jurado destaca el personaje de un antiguo inspector de policía, al que da vida J. K. Simmons, aparte del abrumado protagonista encarnado por Nicholas Hoult.
Este intenso drama judicial contrapone la conciencia al camino fácil de la autojustificación, que amolda los hechos a la realidad que a uno le gustaría. Esa verdad que nos hace libres tiene un precio. Eastwood lo expone con claridad en la que tal vez sea su última aportación al cine, aunque quién sabe, porque Cry Macho ya parecía que podría ser su despedida. La edad no le ha restado facultades para dirigir y con Jurado Nº 2 ha logrado otra gran película.