Año: 2019
País: Francia
Duración: 95 min.
Género: Documental
Categoría: Películas cristianas
Edad: +13
Director: Thierry Demaizière, Alban Teurlai
Guion: Thierry Demaizière, Alban Teurlai, Jeanne Aptekman, Sixtine Léon-Dufour
Música: Pierre Aviat
Fotografía: Alban Teurlai
Reparto:
Cada año, millones de personas visitan la gruta donde la campesina Bernadette Soubirous afirmó haber visto a la Virgen María. Este documental nos conduce al interior de este lugar sagrado, mediante historias de peregrinos que buscan sanación y consuelo. Es el caso de un padre que viaja con uno de sus dos hijos enfermos, de una adolescente víctima de acoso escolar o de un hombre que padece ELA.
No me extraña que a esta película le fuera tan bien en los cines de Francia, donde obtuvo unas cifras de público muy destacadas. Y eso que no resulta fácil de ver, porque estremecen los desgarradores dramas de personas que se enfrentan a enfermedades incurables o las que la vida les ha jugado una mala pasada. Pero hay momentos conmovedores y se percibe sinceridad en la forma de manejar el material filmado por los cineastas Thierry Demaizière y Alban Teurlai, quienes, más que aportar lecturas personales, se han centrado en documentar lo que tenían delante.
En la cinta aparece la cuestión de la arbitrariedad de los milagros, igualmente formulada por la interesante Lourdes de Jessica Hausner. El peregrino aquejado de ELA desea curarse y a la vez se pregunta por qué él sería elegido para un milagro y no otros. En este largometraje, sin embargo, no existe la distancia que tomaba Hausner, aunque sus directores tampoco sean creyentes. En esta ocasión tengo la sensación de sumergirme en el corazón del santuario, mientras que en el film de Hausner lo veía más bien desde fuera.
Los realizadores de este documental son agnósticos y eso también le da un cariz diferente a su trabajo. Dejan patente la fe de los que se acercan a Lourdes, pero sin apenas detenerse en las ceremonias litúrgicas. Se centran de un modo especial en la humanidad de los empleados y voluntarios que cuidan a enfermos y ancianos. Muestran ese milagro terrenal obrado por los que se preocupan por aquellos que más atenciones necesitan, en contraste con el individualismo que no deja de crecer en Occidente.
En la introducción se ofrece un dato para pensar: de las siete mil curaciones inexplicables registradas por los médicos, la Iglesia católica solo ha aprobado setenta milagros. Cifras aparte, una mujer reflexiona que, en realidad, no hay tantos milagros, a la vista de la enorme cantidad de enfermos tan necesitados que asisten a Lourdes.
Muchos peregrinos lo que encuentran en el enclave francés es consuelo en el contacto con los demás y esperanza a los pies de María. Algunos no buscan sanar enfermedades, sino una curación interior o llenar vacíos. Como en la vida misma, en esta película confluyen el dolor y la belleza. En ese sentido, las imágenes de la procesión de antorchas son un bálsamo en un viaje cinematográfico a Lourdes que te deja tocado, a poco que abras tus sentidos.