Año: 2008
País: Japón
Duración: 101 min.
Género: Animación, Fantasía, Aventuras
Categoría: Películas infantiles
Edad: TP
Director: Hayao Miyazaki
Guion: Hayao Miyazaki
Música: Joe Hisaishi
Fotografía:
Reparto:
Sosuke es un crío de cinco años que vive en una casa situada en lo alto de un acantilado. Su madre trabaja en un centro de ancianos, mientras su padre surca las aguas como capitán de un barco. Un día el muchacho rescata, en la orilla del mar, a una pequeña pececilla que está atrapada en una botella. Tras salvarla, la sumerge en un cubo para cuidarla, ignorando que Ponyo -como así la llama- es la hija de una diosa marina y de un mago llamado Fujimoto, que emprende su búsqueda para llevarla de nuevo a su lado. Sin embargo, los planes de este tropezarán con el deseo de Ponyo de tener forma humana.
Con esta propuesta, el japonés Hayao Miyazaki realizó un nuevo ejercicio de imaginación, ideando un mundo marino habitado por criaturas tan mágicas como Ponyo. Este personaje es todo un hallazgo con su mezcla de alegría, generosidad, inocencia e inquietud, unida a unos poderes que le permiten cambiar su aspecto de anfibio a humano, pasando por tener también la apariencia de un pollo, cada vez que hace uso de su insólita capacidad. Asimismo, destaca la composición de Sosuke, construido por Miyazaki basándose en su propio hijo Gorô, rememorando la época en la que este tenía la misma edad que el coprotagonista de la historia. Entre Sosuke y Ponyo se establece una singular relación, desaprobada por un irritado Fujimoto, que aborrece a la humanidad por su constante contaminación del mar.
Coincidiendo con el estreno de la cinta en Estados Unidos, Miyazaki declaró, en la Convención Internacional de Cómics de San Diego, que el visionado de La sirenita le animó a crear este largometraje. Su relato, no obstante, es mucho menos convencional que el citado título de Disney, pues está conformado con multitud de elementos surrealistas. Entre ellos, aparte de Ponyo, sobresale el diseño de las olas, inspirado en el artista japonés Hokusai.
La animación, alabada por John Lasseter, cobra una especial relevancia durante la gran tempestad que sacude la costa. La secuencia es realmente impresionante y constituye uno de los momentos más brillantes de este delicado film, que incluye un mensaje de respeto hacia el ecosistema.