Año: 2010
País: Italia, Alemania
Duración: 200 min. (2 capítulos)
Género: Drama, Biográfico
Categoría: Películas cristianas
Edad: +13
Director: Christian Duguay
Guion: Francesco Arlanch, Sebastian Henckel-Donnersmarck
Música: Andrea Guerra
Fotografía: Fabrizio Lucci
Reparto: Franco Nero, Alessandro Preziosi, Monica Guerritore, Gerald Alexander Held, Johannes Brandrup
El asedio de los vándalos a Hipona ha colocado a los habitantes de la urbe en una difícil situación. Ante la tragedia que se avecina, su anciano obispo Agustín comienza a rememorar su pasado, recordando sus años de juventud, una etapa en la que se entregó a los excesos y a la búsqueda del éxito a cualquier precio. Por aquel tiempo, el ahora prelado de Hipona no empleaba sus dotes de orador para difundir el cristianismo, sino en su contra. Sin embargo, su madre Mónica, una mujer de firmes convicciones religiosas, no desfalleció en su anhelo de reconducir a su hijo.
Esta serie televisiva de dos episodios recorre un periodo de tiempo importante de la vida de san Agustín, al que interpreta en su vejez el veterano actor italiano Franco Nero. La película está dirigida por Christian Duguay, un realizador con buena mano para este tipo de producciones, como demostró con la miniserie Juana de Arco. El guion, por su parte, ha sido escrito por Francesco Arlanch, autor de Clara y Francisco y Pablo VI: Un Papa en tempestad, con la colaboración de Sebastian Henckel-Donnersmarck.
Aunque existen algunos errores en el traslado a la pantalla de la biografía de Agustín de Hipona y en la ambientación de la época, estamos ante una propuesta atractiva que cumple con su objetivo de dar a conocer la historia de un santo que hizo buena la parábola del hijo pródigo. La cinta muestra el modo en que su narcisismo juvenil irá dando paso a otras prioridades, como consecuencia de su sincera búsqueda de la verdad. Asimismo, el argumento presta atención a la figura de su perseverante madre, también canonizada por la Iglesia católica.
El largometraje contó con un espectador de excepción como Benedicto XVI, que asistió a un pase especial en Castelgandolfo. Tras la proyección, el pontífice declaró: «Me parece que la película es un viaje espiritual en un continente espiritual muy lejano del nuestro y, no obstante, muy cercano a nosotros, porque el drama humano es siempre el mismo».